Pasada la crisis por la pandemia, las personas han comenzado a retornar a sus lugares físicos de trabajo.
Si bien muchas empresas están adoptando un esquema funcional híbrido, varias posiciones siguen requiriendo de una presencialidad casi definitiva.
En muchos casos, el trabajar desde casa, hizo que se pueda elegir mejor qué comer durante la jornada laboral, mejorar hábitos e incluso añadir una rutina de gimnasia, pero en otros, se incrementaron algunos hábitos negativos como comer comida chatarra, exceso de carbohidratos, sedentarismo, etc.
La alimentación laboral es un tema que ha cobrado especial importancia debido a sus efectos en la calidad de vida de los trabajadores, sobre todo en su productividad. La alimentación y la nutrición están ligadas estrechamente al funcionamiento biológico de nuestro organismo.
Todo lo que ingerimos, impacta en nuestra energía.
A veces se deja de lado que no solo el estrés, los problemas personales, la falta de sueño, las presiones laborales, entre otras cuestiones influyen en nuestro bienestar, sino que también el no alimentar correctamente nuestro cuerpo para que funcione de manera adecuada cada día genera un gran impacto negativo.
Existen estudios que dan cuenta de la relación entre el estrés y la ingesta de comida que documentan por ejemplo que los períodos con elevadas cargas de trabajo están relacionados con una mayor ingesta de elementos energéticos, grasas saturadas y azúcar. Así como también, el estrés provoca la conducta de comer como respuesta de afrontamiento.
Una correcta y sana alimentación facilita que el organismo funcione con normalidad, y a su vez también reduce el riesgo de padecer enfermedades a corto y largo plazo.
Es momento de que la calidad de vida laboral forme parte de la estrategia formal empresarial, fomentando programas integrales que faciliten hábitos saludables.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, una alimentación adecuada y la práctica de actividad física en los trabajadores puede incrementar los niveles de productividad en un 20 %.
En su libro “La alimentación en el trabajo”, Christopher Wanjek hace referencia a que alimentos de buena calidad consumidos con compañeros de trabajo en un entorno tranquilo y ameno, ayuda a los trabajadores a rendir al máximo. Cuando las personas están relajadas y se alimentan bien, son más productivas, beneficiando así a la empresa y también generando un impacto en su vida personal.
Cada vez más escuchamos hablar del concepto de mindful eating, alimentación consciente o intuitiva como estilo de vida. Esta práctica promueve el tratar de comer de una manera más consciente, y ayuda a generar los cambios necesarios para adoptar hábitos alimentarios más saludables, escuchando al cuerpo y a las emociones, porque el cuerpo habla y debemos escucharlo. Las necesidades nutricionales de cada persona son individuales y diferentes.
Que las empresas se preocupen y ocupen por concientizar y promover una buena alimentación y hábitos saludables generará un círculo virtuoso de cuidado que se extenderá a lo largo de todas las personas que forman parte de ella, obteniendo beneficios como la reducción del ausentismo, el trabajo en equipo y la productividad.
Fuentes: OIT (Organización Internacional del Trabajo) – Magazine cuerpo mente